dimecres, d’abril 09, 2008



Amor, 31 de mayo de 1936

Mi muy queridísima y nunca olvidada Josefina mía: Ayer he recibido tu carta llena de querer que se me derramaba por todo el corazón y me lo hacía latir con más fuerza. Cómo no quieres que me alegre saber a cada momento que estás loca por mí, si cuando lo leo en tus cartas me siento tan feliz y tan contento en la vida.
Sería para mí una angustia muy grande si me encontrara en este muerdo sin tu querer, que es para lo que yo he nacido, guapa de mi alma.
Mira, Josefinita, sabes que escribes mejor que yo en el papel que te mando. Quiero que me escribas todas tus cartas en el papel de éste, porque además sabrás una cosa: no quiero que me escribas en el otro, aunque me gusta mucho el color, porque mi papel es más grande y me pones más cosas y se te hacen las cartas más largas, que es lo que yo quiero.
Por lo demás, no te preocupes que es papel de mi oficina y no importa que gaste poco o mucho porque aquí entra el papel por quintales. De modo, que no son tantos los gastos como tú te imaginas y lo que me gasto en sellos no me lo gasto en vicios, aunque no tengo ninguno, palabra.

Oye, nena mía, vida de mi corazón, no te había dicho hasta ahora que hace ya varias cartas que no me mandas ya pétalos de rosa. No quería decírtelo por si era que tú te olvidabas de ponerlo, pero por lo visto es que ya se ha deshojado del todo tu corazón y no me lo puedes mandar con tanto beso como lo cargabas en cada hoja.
Aún sigo abriendo con mucho cuidado las cartas por si viene, y no quiero que se caiga al suelo para que no se desperdicien los besos de mi morenita que me tiene cada momento que pasa más loco y más atontado. Mira, vida mía, mira, mira, que me muero por ti aquí y no voy a tener quien me entierre. Yo quiero que te traigan a mis brazos pronto, porque los tengo desesperados de tanto desearte, amorosita mía. Pero no te quiero decir estas cosas que tú no te desanimes y te pongas triste en ese cochino pueblo.

Me alegra mucho que haya encontrado trabajo tu hermano y que tu boca haya dado en representación de la mía muchos besos a Conchita, a Carmen, a Gertrudis, puedes volver a hacer lo mismo ahora, te doy permiso para que hagas otra vez de boca mía, aunque me parece te será muy difícil, corazoncito guapo, porque tendrás que hacerla más grande y más gruesa. Estoy muy contento ahora, porque cada día estoy más seguro de tu querer y del mío y creo que las cosas se han de arreglar muy pronto. No está resuelto todavía lo del libro de mi amigo y como a mí me habían de pagar el viaje para hablar en Orihuela en el Salón Novedades de él y eso no está hecho todavía…Ya sabes que no te aseguré que fuera cierto para junio. No me mates que no vas a poder vivir sin mí. Yo creo que aún se arreglará la cosa para que antes que termine el mes y pueda ir. Lo que no quiero es que creas que voy a ir y luego no vaya.
Pero iré, no te preocupes antes de que termine este mes seguramente. Ya te avisaré también pronto para que vayas a donde haya una radio a eso de las nueve menos diez, porque dentro de un mes a lo más voy a hablar en Unión-Radio de Madrid, que me han llamado para hacerlo y me darán diez duros. Y te diré el día fijo para que me oigas. Yo tengo las mismas ganas que tú de estrechar tus manos, por no decir más, no me trates de envidioso. Será muy pronto, paloma de mis ojos, ya verás como sí.

Lleva cuidado con el viento, que no te tire más tinteros porque te vas a ir a la ruina. ¿Cuántos besos quieres? ¿mil? Eso es muy poco: Toma toda mi boca y toda mi alma y sírvete los que quieras.

Adiós, come mucho y gasta poco

Miguel

(en los márgenes) Diviértete mucho y no gastes nada. Que nos tenemos que casar.








Carta de Miguel Hernández a Josefina Manresa.
La foto: Miguel Hernández en el frente de guerra.
(Imágenes Google)